Mucha luz natural (de esas que siempre provocan celos) y una larga colección de DVD, prolijamente dispuestos en las estanterías. Eso es lo poco que podemos ver del departamento de Madrid Ana. A través de una teleconferencia donde explotó con su característico cabello corto y prolijo (una seña de identidad ya que su personaje Sara Millán de Chica del cable cicatrizar a Ruiz) y su sorprendente simpatía.
El próximo viernes 3 se lanzarán todos los episodios de la quinta y última temporada de la serie que encabeza el contenido en español de Netflix. Lo hizo además, con especial énfasis en las “historias de mujeres”, el sello de sofisticación exigido, que no sólo salvó de los archivos una figura decididamente patriarcal del pionero español, sino que lo hizo con cierta confianza y valentía.
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El caso de Ana es quizás el más simbólico de los últimos ya que tiene que encarnar a un personaje con disforia de género en un contexto social muy diferente al actual: La España de los años 30, acosada por la crisis económica, los conflictos y una inminente y dolorosa guerra civil.
Ese conflicto, de hecho, sería un gran telón de fondo para esta última temporada que también tiene muchas preguntas pendientes por resolver.
¿Funcionará la relación entre Scar y Carlota (Ana Fernández) tras el encierro y, ahora, la Guerra Civil? ¿Con qué país y con qué amigos se encontrará Lidia (Blanca Suárez) a su regreso de Nueva York? Que sera “Muchas muertes” descritas por su creadora, Teresa Fernández-ValdésCuando te pidieron que te presentaras en esta última temporada, ¿qué definiste también como “muy valiente”?
-Sin entrar en detalles de la trama, ¿cómo definirías este final?
-Increíble. E inesperadamente (sonríe).
– ¿Te golpeó cierta tristeza cuando terminaste?
-Sí, cada vez que cierras el escenario surge un cierto sabor amargo. Por un lado, estás feliz y emocionado, pero por el otro sientes pena o nostalgia por lo que está por venir. Cuando terminamos de rodar, lo sentimos, cierre de un ciclo.
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-¿Qué sacaste de este programa?
-Una gran cantidad. En primer lugar, a nivel personal porque han vivido y compartido muchos años de experiencias, risas, lágrimas, angustias, incertidumbres, alegrías. He aprendido mucho y he crecido mucho con cada uno de mis compañeros. Será inolvidable. Y a nivel profesional también me aporta mucho. Cuando comenzó esta serie, no esperaba que mi personaje se desarrollara así, es muy enriquecedor …
-Tienes que encarnar la historia que es bastante inquietante, sobre todo si piensas en el tiempo en el que se desarrolla la trama …
-Sí, es muy interesante contar la transición, el pasado, las dudas, los dilemas. Y su relación con Carlota también, porque el amor fue lo que la acabó animando a Sara a luchar por lo que quiere. Por supuesto, en medio de eso también hubo momentos de gran crueldad y sufrimiento, en ese momento no era fácil para uno asumirlo.
-¿Es complicado el proceso de “masculinización”?
-Sí. Este es un gran desafío, en todos los sentidos. Aunque al principio me sugirieron usar mi propia peluca, prefiero cortarme el pelo, Sentí la necesidad de hacerlo y verme así. En todo momento trato de reflejar la historia con el mayor respeto posible. Y con mucho cariño también. mundo. Por supuesto que tengo inseguridades en el medio, por supuesto.
-Recientemente participaste en un interesante cortometraje sobre violencia de género. A quién dices que amas, se titula y lo grabaste con Miki Esparbé …
-Sí, y la productora es Nadia (de Santiago), mi colega y amiga (Marga) de Las chicas del Cable. Desafortunadamente, la violencia de género es un problema global y las cuarentenas solo hacen que el panorama sea más complejo. Otro problema grave que ha traído esta pandemia …

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– Poco a poco, Madrid vuelve a la “normalidad”, pero durante varias semanas fue uno de los epicentros de la crisis global. ¿Cómo pasar allí la cuarentena?
-Es un proceso intenso y riguroso. Lo primero que intenté fue ponerme una rutina, organizarme un poco. Y en ese sentido, el ejercicio es muy importante, todos los días hago un poco de ejercicio, solo o con la ayuda de videos de Internet. De alguna manera me ayudó a descubrir que no estoy atado a un gimnasio, aquí también puedo hacer ejercicio. Y también reinventé la cocina, algo para lo que nunca tuve la paciencia, pero ahora me veo obligado a sumergirme de lleno.
-¿Algún plato especial?
-Estoy muy orgulloso de mi tortilla española para ser sincero. Y mis otros aliados en cuarentena son típicos de todos ellos: películas, libros, series … Aprendí mucho para vivir conmigo mismo, como nunca antes lo había hecho. Ha pasado mucho tiempo desde que todos fuimos espejos de nosotros mismos y no tuvimos más remedio que vernos, conocernos mejor.
–¿Es el proceso positivo?
-Lo tiene todo. Creo que todos hemos tenido nuestros altibajos, quienquiera que haya estado feliz todo el día durante esta pandemia … Creo que lo bonito de la vida es que hay momentos en los que lloramos, nos ponemos tristes o la ansiedad nos atrapa. Generalmente los clasificamos como momentos negativos, pero no creo que sea necesariamente el caso. Creo que también son importantes. Y necesario, porque nos permiten aprender mucho sobre nosotros mismos.
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